POSICIONES 46
El error Escrivá
La última pieza de la reforma de pensiones aprobada por el Gobierno de Sánchez no es técnica ni políticamente sostenible: carece del respaldo de la comunidad de expertos en pensiones, no ha sido consensuada en la Mesa de Diálogo Social ni puede justificarse razonablemente en virtud de las recomendaciones del Pacto de Toledo, puesto que contraviene el principio de contributividad.
Al apostar por resolver el problema de la financiación de las pensiones fundamentalmente a través del aumento de las cotizaciones sociales, el Gobierno de coalición se ha situado a contracorriente de las tendencias de reforma predominantes, orientadas a ajustar el gasto mediante fórmulas que establezcan una relación más equitativa, en términos actuariales e intergeneracionales, entre las cotizaciones efectuadas a lo largo de toda la vida laboral y las prestaciones por jubilación.
España no está bien preparada ante la ola de jubilaciones de baby boomers que se aproxima. Sin una nueva forma de hacer política de pensiones, las reformas que se aprueben serán insuficientes e ineficaces, conducirán a una opacidad creciente del sistema y se percibirán socialmente como injustas.