Más niños, más familias.
Seis propuestas para una política integral de mayor natalidad.
España combina una bajísima natalidad y una mínima protección pública a las familias. La sociedad española ha de abrir un debate sobre cuánto y cómo se debe favorecer la formación y la reproducción de las familias.
El Círculo Cívico de Opinión aborda esta cuestión y plantea la necesidad urgente de una política integral de apoyo a la natalidad y a las familias.
La sociedad española tiene pendiente un serio debate sobre cuánto y cómo se debe favorecer la formación y la reproducción de las familias. El protagonismo de las familias en esta crisis del coronavirus brinda una oportunidad para iniciar esa conversación pública de una manera razonable y pragmática, alejada de los esquemas binarios tan del gusto de los populismos. A ello quiere contribuir el Círculo Cívico de Opinión con este documento en el que propone una política integral de “más natalidad y más familia”.
“Mas familia” no implica una preferencia moral por ningún tipo de familia. Integral quiere decir aquí que se afirman dos principios. Por un lado, que se actúa en todos los componentes del entorno cultural e institucional que pueden facilitar la formación y la reproducción de las familias en cualquiera de sus formas. Por otro lado, que compromete no solo a los actores públicos, aunque estos tengan la responsabilidad de la iniciativa, sino también a actores privados: los trabajadores, las empresas y sus respectivos representantes, de manera especial; pero igualmente a las familias.
En España hay algo más de 18,5 millones de hogares. Aunque los hogares unipersonales siguen aumentando, casi el 90% de los españoles conviven en hogares familiares de tipos diversos. La familia sigue teniendo un predominio casi absoluto como forma de convivencia, pero su tamaño se ha reducido progresivamente por el efecto del descenso de la natalidad, prolongado ya durante cuatro décadas.
La revisión y activación de una política familiar integral y duradera en favor de las familias debería tomar en cuenta estas seis esferas de acción prioritarias:
- El Gobierno de España debe tomar la iniciativa, proponiendo una verdadera estrategia de giro demográfico a favor de la natalidad y la familia con ese enfoque integral. El contexto institucional del “Reto demográfico” puede servir, aunque hasta ahora se ha limitado a objetivos de equilibrio territorial.
- Una organización de los tiempos de trabajo más favorable a la maternidad y la paternidad. Es la esfera más crucial. Y es una tarea en manos de las empresas y de la negociación colectiva más que en manos públicas. Puede ser mucho más efectivo flexibilizar los horarios de trabajo en sus modalidades que ampliar de manera generalizada los premisos parentales. Es obvio que ese cambio debe llevar, en paralelo, una mayor extensión de los arreglos intrafamiliares más igualitarios en la distribución de las tareas domésticas. Los de la igualdad entre géneros en el mercado de trabajo y en el hogar son claramente interdependientes.
- Mejoras en el acceso a la primera vivienda. Es necesario un incremento estable de la oferta de vivienda en alquiler para jóvenes y otros grupos vulnerables. La acción pública puede hacer mucho por ese objetivo, ofreciendo estímulos al sector privado para que aumente su oferta de vivienda en alquiler, haciendo una provisión pública mucho más amplia y sostenida, y mejorando las regulaciones sobre usos del suelo en las áreas con mayores tensiones de precios.
- Servicios de cuidados y de educación infantil. Parece claro que la ampliación de la oferta pública es la prioridad; aunque eso no significa que todas las piezas de esos servicios hayan de ser públicas. Es asimismo crucial que esos servicios cubran la jornada completa. Podrían considerarse también estímulos fiscales a la adquisición de servicios para estos cuidados en los hogares, como hacen algunos países europeos.
- Incentivar la participación laboral de los menos cualificados. Las dificultades para la formación y el bienestar de las familias se han extremado en este grupo. La soltería y el riesgo de pobreza infantil son muy altos. Hay que probar todas las opciones posibles de programas y servicios que mejoren su ocupación y reduzcan su riesgo de pobreza (programas de formación, reducción de costes de Seguridad Social, impuestos negativos, asignación por hijos…).
- Revisar toda la fiscalidad y las transferencias destinadas a las familias para asegurar efectos más positivos sobre su formación y su estabilidad.