CUADERNOS 8
La investigación: una prioridad a prueba.
En España, la crisis está provocando una reducción del esfuerzo total en Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i). Desde 2009, estamos asistiendo a una disminución significativa que puede afectar, de modo difícilmente reversible, al deseable cambio hacia un modelo productivo basado en el conocimiento. Por ello, se considera conveniente una revisión de la estructura institucional que haga posible una mejora de su eficiencia, así como una optimización de los recursos humanos dedicados a estas actividades. En cualquier caso, el apoyo sostenido a la investigación debiera ser una prioridad de interés general, porque es un hecho empíricamente comprobado que las economías basadas en el conocimiento resisten mejor los periodos de crisis.
La investigación española: una realidad de claroscuros
La situación de la investigación científica y técnica en nuestro país permite realizar una doble lectura, una primera de moderado optimismo por los logros alcanzados, y una segunda de intensa preocupación por su futuro, precisamente ahora que es más necesaria para una mejora de nuestra competitividad.
Así, frecuentemente se alude al bajo lugar ocupado por nuestras universidades en los rankings internacionales, a la ausencia de premios Nobel científicos españoles recientes, al escaso número de patentes solicitadas desde organismos y empresas españolas, etc. Por otra parte, es cierto también que, como fruto del considerable esfuerzo realizado por las administraciones públicas -y, en menor medida, por la empresa- en las tres últimas décadas, España ha alcanzado una presencia en el concierto científico internacional como nunca antes había tenido, tanto a través de grandes instalaciones científico-tecnológicas como mediante el considerable volumen de producción e impacto en revistas internacionales indexadas, o la visibilidad internacional de ciertos centros de investigación españoles.
La respuesta a esta aparente contradicción entre ambas visiones es que la I+D+i es un fenómeno complejo y con múltiples facetas. Esta realidad poliédrica hace que sean compatibles áreas relativamente saludables con otras que, por decirlo suavemente, presentan un amplio margen de mejora. En esta misma línea, mientras que algunos investigadores españoles se encuentran en la élite científica internacional, un porcentaje significativo de los investigadores universitarios españoles ni siquiera logra ser evaluado positivamente en las no siempre exigentes evaluaciones de productividad (sexenios) del Ministerio de Educación.