CUADERNOS 13 

La Formación Profesional ante el desempleo.

El desempleo en general, y el desempleo juvenil en particular es, en estos momentos, una de las preocupaciones más intensas de la sociedad española. No es necesario repetir unas cifras que aparecen repetidamente en los medios de comunicación y son de todos conocidas. Asimismo hay práctica coincidencia en que es urgente poner en marcha medidas que transformen nuestro sistema productivo y lo encaminen hacia formas más eficaces de creación de empleo. Pero se habla menos de las deficiencias de la formación.

Es cierto que se observa con frecuencia que son los jóvenes con menor formación los que mayoritariamente engrosan las filas del paro juvenil, pero sin ir mucho más allá del lamento por no tener una población juvenil más dispuesta a prolongar su formación hacia los estudios superiores, y en especial los no universitarios, que son aquellos en los que más déficit tenemos si nos comparamos con los países de nuestro entorno.

Tal es la razón por lo que creemos conveniente insistir en la necesidad de analizar el desalentador fenómeno del desempleo también a la luz de la formación que se está ofreciendo a nuestros jóvenes. Educación e inserción laboral no son dos ámbitos que deban discurrir en paralelo, sino que están llamados a coordinarse con el fin de conseguir que la expedición de títulos formativos responda a las demandas del mercado laboral y que, a su vez, este coopere en la misma tarea formativa.

El problema del desempleo es suficientemente grave como para que lo analicemos desde todas las perspectivas que puedan contribuir a solucionarlo. La perspectiva de la formación profesional es una de las más determinantes al respecto y, tal vez, en las que tenemos aún más deficiencias. Ante el paro juvenil, hay que reclamar más y mejor formación, un esfuerzo cuantitativo y, sobre todo, cualitativo, que resuelva en lo posible las debilidades de nuestro sistema de formación profesional.

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