POSICIONES 35 

Covid-19: Lecciones de la historia

«La plaga no está hecha a la medida del hombre, por tanto el hombre se dice que la plaga es irreal.»
Albert Camus: La peste.

La sentencia, atribuida a Mark Twain, de que “la historia no se repite, pero rima” invita a comparar el escenario provocado por la crisis del coronavirus con otras situaciones históricas y a realizar un ejercicio de historia prospectiva, proyectando hacia el futuro algunas reflexiones sobre la pandemia. Con pasmosa rapidez, la Covid-19 ha dado nueva carta de naturaleza a un viejo imaginario fantasmagórico —el de las epidemias medievales— erradicado hacía siglos de la cultura cotidiana de Occidente. Pero, frente a la percepción apocalíptica, no han faltado quienes hayan recordado que la plaga es una “característica constante de la sociedad humana” (Simon Critchley) o que lo imprevisto también “forma parte de la historia” (Emilio Gentile). William H. McNeill afirmó que era un error ver un brote infeccioso como un simple accidente sin explicación histórica.

Lo que ha ocurrido en 2020, cabría añadir, es que ese accidente nos ha retrotraído, con violencia, a una matriz preindustrial —más bien animal— que pensábamos superada. Quizá a causa de un murciélago, o quizá por un pangolín, esa realidad oculta ha terminado por provocar unos efectos diabólicos en los sofisticados entramados de la modernidad globalizada del siglo XXI, cuya fragilidad habría quedado finalmente al descubierto. Un distópico efecto mariposa que, no obstante, tal vez adquiere otro sentido si lo evaluamos a través de la llamada “historia profunda”, la corriente historiográfica preocupada por estudiar las hondas —y con frecuencia desdeñadas— conexiones entre biología y sociedad en aspectos como la influencia de las infecciones y las inmunidades sobre la cultura, el poder o los equilibrios geoestratégicos.

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