Circular de 11/09/2017
Pobreza, crisis humanitarias y cooperación para el desarrollo

Vivimos en un mundo desigual: el 1% más rico concentra cerca del 48% de la riqueza total del mundo, es decir, casi tanto como el 99% restante de la humanidad. Además, la combinación de conflictos y factores ambientales adversos en las zonas del Sahel y del Cuerno de África ha conducido a una de las más severas crisis alimentarias de la historia reciente, que se prolonga, además, desde hace casi una década. Naciones Unidas cifra actualmente en más de 65 millones las personas que han tenido que abandonar sus lugares de residencia como consecuencia de conflictos o de catástrofes, la cifra más elevada desde la II Guerra Mundial.

Los extraordinarios niveles de desigualdad que rigen a escala internacional son, en sí mismos, un gran factor de riesgo en el mundo actual, además de potenciadores de otros muchos potencialmente conflictivos. Nuestro mundo se ha hecho más integrado, pero también más inseguro. Es necesario sentar las bases de una acción cooperativa a escala internacional que permita afrontar los desafíos que a todos nos conciernen.

El gobierno español tiene una gran tarea ante sí y una enorme responsabilidad en este terreno. Por un lado, avanzando rápidamente —y no como hasta ahora— en la adaptación e implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Por otro, recuperando cuanto antes la política de cooperación, dándole la dimensión y alcance que se corresponde con el peso internacional de nuestro país. Finalmente, haciendo gala de sus compromisos internacionales y cumpliendo, sin dilación ni excusa, lo acordado en el seno de la Unión Europea en materia de acogida de refugiados.

De todo ello da cuenta este número de Cuadernos del Círculo Cívico de Opinión.