POSICIONES 36
COVID-19: ciudad y urbanismo
El impacto de la pandemia se ha sufrido especialmente en las ciudades, y proliferan los pronósticos sobre las transformaciones que van a experimentar en el próximo futuro, desde la influencia del teletrabajo en la demanda de espacio de oficinas hasta las nuevas formas de movilidad urbana. Pero la Gran Reclusión nos ha hecho agudamente conscientes de su dependencia del territorio circundante, de las redes infraestructurales y de la logística del transporte para obtener la energía y el alimento que permite subsistir a sus habitantes, y es razonable imaginar que los procesos de cambio inducidos por el virus afecten también al ámbito rural y a los espacios naturales.
En todo caso, el vigor económico y social de las ciudades se va a poner a prueba, en un desafío de mayor envergadura que los suscitados por los ataques terroristas, la crisis financiera o el populismo político enfrentado a las élites urbanas. The Economist del 15 de junio publica un extenso análisis sobre las ciudades y la pandemia, subrayando los riesgos epidemiológicos de la densidad, pero defendiendo también las metrópolis como crisoles de innovación, motores económicos y escuelas de ciudadanía, a lo que deberían añadirse las ventajas de la compacidad urbana frente a la emergencia climática.
El Círculo Cívico de Opinión, a su vez —y como parte de la serie dedicada en sucesivas entregas al análisis de la crisis provocada por la pandemia—, ofrece aquí sobre el tema cuatro aportaciones de otros tantos reputados arquitectos. Primero, unas consideraciones generales sobre el contexto de tal desafío, y sobre el futuro posviral de ciudades y paisajes, escritas por el miembro fundador del Círculo Luis Fernández-Galiano, director de la revista Arquitectura Viva. De las páginas de esta (nº 225, junio, 2020) proceden los tres artículos que siguen luego; en ellos, tras una reveladora perspectiva histórica que contempla conjuntamente ciudades, edificios y epidemias, se abordan, por una parte, los ya perceptibles cambios urbanos y, por otra, el imprescindible replanteamiento de las residencias de mayores, escenarios de los episodios más ominosos de la crisis vírica.